Los piquetes de abeja pueden producir diferentes reacciones; desde dolor y molestias temporales, hasta reacciones alérgicas graves y cada picadura puede generar reacciones e intensidades completamente diferentes, por lo que será importante prestarles atención.
Todos conocemos a estas pequeñas polinizadoras y productoras de miel, pequeños insectos voladores de color amarillo con negro que tienen un poderoso aguijón que no dudarán en usar si se sienten atacadas.
Por lo general su picadura genera reacciones leves como dolor punzante e instantáneo en la zona de la picadura, aparición de una roncha roja en el lugar en el que picó y un ligero hinchamiento alrededor de la zona. Todos estos síntomas suelen desaparecer al cabo de un par de horas.
Lo primero que deberás hacer si te ha picado una abeja es extraer el aguijón y lavar la zona con agua y jabón al menos dos veces al día. Puedes aplicar un poco de Caladryl ® (loción de calamina) para calmar la comezón y consultar con tu médico en caso de que quieras tomar algún analgésico y/o antihistamínico para aliviar dolor o hinchazón.
Las reacciones alérgicas graves se tratan directamente en el hospital, por lo que deberás acudir de inmediato en caso de que la picadura dé una reacción como inflamación de la garganta o la lengua, ruidos y/o alteraciones en la respiración, dificultad para respirar, debilitamiento del pulso, shock o anafilaxia, mareos o desmayos, náusea, vómito o diarrea y pérdida del conocimiento.
Las abejas están presentes por todo el globo terráqueo, principalmente en zonas llenas de vegetación, flores y árboles (en donde generalmente forman sus colmenas), por lo que la mejor manera de evitar su picadura será que no las molestes, pues en realidad solo pican para defenderse cuando se sienten amenazadas.
Evita movimientos bruscos y agresivos si revolotea una abeja cerca de ti, y verás como muy pronto se va.
En caso de persistir las molestias o incrementarse los síntomas, es importante que acudas al médico.
Fuentes:
55-23-00-96-56